13.12.08

El Hotel de Inmigrantes

El 16 de noviembre de 2008 se publicó un artículo en el diario Clarin acerca de la situación en la que se encuentra el archivo existente en el Hotel de Inmigrantes.
En la planta baja de dicho edificio se encuentra el Museo de la Inmigración.
A continuación, el artículo.

Los expedientes perdidos del Archivo de los Inmigrantes
Gerardo Young.
gyoung@clarin.com

Dos pisos inmensos de más de cien metros de largo cada uno, con apenas un par de matafuegos, el descuido a la vista en las paredes descascaradas, pero sobre todo en esas miles, millones de cajas de cartón que, descuidadas, una sobre la otra, se acumulan sin lógica ni destino aparente con la información de cada uno de los argentinos y extranjeros que han entrado o salido del país alguna vez.

Ese es el estado, decrépito, del Archivo de los Inmigrantes, en el viejo y alguna vez maravilloso hotel que dio cobijo, a principios del siglo pasado, a la mayor ola inmigratoria del país. Sólo que ahora, a punto de convertirse en una de las joyas de un formidable emprendimiento inmobiliario, el hotel empieza a ser vaciado lentamente, junto, también, a sus secretos y a su caos, el que permitió la destrucción o la pérdida de algunos expedientes de valor histórico, como el ingreso de los cientos de nazis que llegaron a la Argentina en su fuga de la Europa de posguerra.

En la Direccion de Migraciones admiten el caótico estado del archivo, cuyo inventario no existió jamás ni se está realizando. Ahora las energías están puestas en buscar un sitio para enviar toda la documentación, que cada año se engrosa en cerca de 3,5 millones de fichas, el número de las personas que cruzan, en ese lapso, las fronteras del país. De lo que nadie habla es sobre cómo mantener la documentación a cuidado del paso del tiempo y las ratas. Los pisos uno y dos del viejo Hotel de los Inmigrantes están sobrecargados de expedientes y apenas una puerta torcida con un pequeño candado divide la historia reciente con la más añeja, esa que debió haber conservado algunos de sus tesoros perdidos o, quizá, robados o destruidos para ocultar su significado.

Son 21 los expedientes sobre nazis que el Estado ha dado por "desaparecidos", a pesar de que en 2003 el entonces presidente Néstor Kirchner ordenó su búsqueda. Entre los no encontrados están los expedientes del ingreso al país de Josef Menguele y Adolf Eichmann, dos de los mayores criminales nazis, en 1950. Otros han sido quemados en purgas administrativas, como las que hubo en 1958, 1967 y se sospecha que también en 1996. "No están", dice a Clarín el director de Migraciones, Martín Arias Duval.

¿Pero qué ha pasado? Hay quienes creen que se han perdido entre el desorden general. Eso piensa Sergio Wider, del Centro Simón Wiesenthal: "Probablemente estén en algún rincón, producto del descuido general que hay en todos los archivos del país." Hay sin embargo versiones más escandalosas. Como la de Uki Goñi, uno de los principales investigadores sobre la fuga nazi a la Argentina. Para Goñi, la documentación ha sido robada o quemada "para proteger" la responsabilidad de Juan Domingo Perón y de la Iglesia Católica en aquella fuga, asistida o al menos tolerada (Ver Los archivos...).

Los documentos más protegidos y cuidados son, casualmente, los que el Estado ha sacado del archivo. Los libros sobre la inmigración entre los años 1880 y 1924 fueron llevados a la sede de CEMLA, una ONG dedicada a la investigación de la inmigración, donde llevan años cargando los datos de esa documentación, aunque no tienen fondos para digitalizarla. Fue gracias a esa tarea que detectaron que no sólo se han perdido expedientes nazis. Tampoco hay rastro de la llegada al país de Carlos Gardel o las entradas y salidas de los viajes a Europa y Africa del escritor Roberto Arlt en la década del treinta, o de buena parte de las entradas y salidas de Jorge Luis Borges.

"El estado de deterioro es grande y se han perdido cosas, porque en Argentina se considera que todo esto es papel viejo. Es una locura que no exista un gran archivo de la inmigración en un país como el nuestro, que en 1914 tenía a un tercio de su población proveniente de Europa", dice Alicia Bernasconi, de CEMLA. Algunas versiones dicen que los expedientes más notables han sido robados por empleados para la venta a coleccionistas. Ni Bernasconi ni Wider, ni siquiera Arias Duval están en condiciones de desmentirlo. "Puede ser", dicen.

En el Archivo de los Inmigrantes, además del candado que protege un pequeño sector de los documentos, no hay otro control y los empleados de Migraciones pueden entrar y salir sin ser revisados. Lo cierto es que ni siquiera puede saberse qué cosas han desaparecido, ya que nadie sabe qué información hay o hubo en el archivo. Hace un año, en el Departamento Central de la Policía Federal se encontró el salvoconducto original que la Cruz Roja le había extendido al nazi Eichman para poder viajar a la Argentina. Simplemente se había caído detrás de cajas agolpadas en un depósito. Nadie sabía que allí se guardaba ese tesoro.

La prioridad para el Estado es sacar toda la documentación del Hotel de los Inmigrantes. Y responde a razones inmobiliarias. El edificio es una joya de hormigón inaugurada en 1914, con gigantescas ventanas mirando al río y hacia un fantástico patio de palmeras y palos borrachos, que intentará ser convertido en un museo con restaurantes y salas de conferencias. El proyecto fue ideado por la Universidad de San Martín y cuesta no menos de 52 millones de pesos.

Un grupo inversor, la Corporación América, le ofreció al Gobierno hacerlo "gratis" como parte de las inversiones de más de 1.000 millones de dólares que planea para esa zona del puerto. La conservación de los documentos no está en la mesa de negociaciones. Si se hace el museo, los documentos no entran. ¿Hacia dónde irá lo que queda? El ONABE (organismo que administra los edificios públicos) dice no tener espacio disponible en la Capital y busca ahora lugar en la Provincia.
Parte de la documentación está en CEMLA, pero sólo por unos días, y luego vuelve al Hotel, en cajas y a los pasillos atiborrados de más cajas. Otra parte ha sido enviada al sobrecargado Archivo General de la Nación. La jefa del Archivo intermedio, Elizabeth Cipolletti, habló con Clarín. "Recibimos inspecciones hechas a los barcos de los inmigrantes hace ya dos años. Fueron nueve cajas grandes, unos cien kilómetros lineales de documentación que estamos limpiando y analizando". En el Archivo General de la Nación hay archivistas, pero son demasiado pocos. En el Archivo intermedio, por ejemplo, hay apenas seis para clasificar 1.500 kilómetros lineales de papeles.
Una misión casi imposible a la que empiezan a sumarse, ahora, los documentos de la inmigración. Los documentos nazis, así, están cada día más lejos de ser hallados.

1 comentario:

  1. Estimada Mónica:
    Me parece un error considerar que en nueve cajas grandes puedan entrar 100 kilómetros de documentación, deberían ser nueve contenedores.
    Por otra parte, es cierto que en le AGN hay pocos archivistas y lo que es peor, muy mal pagos como profesionales y nada considerados, salvo que tengan algún tipo de afinidad sindical.
    No se ha hecho ningún relevamiento de egresados de la Carrera para favorecer su incorporación a la Institución y siempre que se captó personal fue del área de la historia.
    Otra gravísima falla, es la falta absoluta de seguridad y controles, tanto para los investigadores como para el personal, y esto no puede entenderse como un descuido ya que existen controles de entrada y salida por medido de escáners en todos las dependencias del Ministerio del Interios, salvo, oh casualidad, en los Archivos. La organización de un Archivo de la Inmigración sería una buena iniciativa para conservar y dar a la consulta una documentación que es patrimonio y memoria de la comunidad.
    Pero para eso hacen falta decisión e interés, nada más simple y a la vez más complicado, porque el rédito se verá muy lejos en el tiempo.
    Claudio Guillermo Abbruzzese
    Técnico Superior en Archivos

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